martes, 20 de marzo de 2018

Necesito un alma dormida que no despierte en la madrugada.
Un alma que no  recuerde errores, sin memoria.

Ajada la mía anda, sueño tras  noche inquieta,
sin rastro de ti.
Necesito un alma que se meza adormecida en noches cálidas,
 noches de calma y cigarro consumido.

Un año y otro año sin mas compañía que mis anhelos.
Abandonado, olvidado, solitario y melancólico.

Un bucle imparable , despertar del sueño y soñar despierto, despertar del sueño y soñar despierto, despertar del sueño y soñar ya muerto.

Morí y sin embargo sigo vivo.

Vivir sobre el moribundo latido.
Agarrado a la hora que escapa,
al minuto impaciente,
a la arruga en el alma.

Un alma dormida es lo que necesito,
que no despierte en la madrugada.


Supongamos que respiro solo si tu respiras.

Supongamos que soy por que en ti soy y dejo de ser cuanto tu no estas.

Supongamos que vivir es sinónimo de tu nombre y mil antónimos cabreados no podrían borrarlo de mi mente.

Supongamos que me da miedo despertar una mañana y descubrirme solo, tan solo como siempre me he jactado de ser capaz de estar. 
Supongamos que hace tiempo que no soy el mismo, que el valor que aparento es tan solo una armadura que me permite no derrumbarme, un exoesqueleto que sostiene un cuerpo tembloroso y necesitado , ávido de tu olor que da vigor a mi valor, valor a la vida que viviendo no merece ser vivida lejos de lo que me da vida ,que eres tu.

Supongamos que todo es un lio , que solo tu presencia tiene sentido y da significado a lo intrincado de esta aventura sin reglas ni limite de participantes.
Supongamos que es amor.

Supongamos que incluso decir la palabra me da miedo.

Supongamos que la digo, ¿Que dirias?

Supongamos y suponiendo me dijiste si.

No supongamos más y demos paso a la certeza.