miércoles, 26 de diciembre de 2012

…siento miedo, un miedo atroz a perder lo que siempre he considerado una parte de mi…

Si hay algo subjetivo e interno, algo propio que nos pertenece y nadie puede poner en entredicho, ese algo de seguro que son nuestros sentimientos. Cada ser humano tiene la capacidad de sentirse parte e identificado con el colectivo que decida, sin que esto lo excluya a la vez de sentirse parte de otros muchos a la vez. Yo no soy un catalán al uso (no resido, no nací, no tengo parientes allí) pero soy capaz de ponerme en su lugar y sentir lo que ellos sienten cuando se declaran catalanes y reivindican su espacio, su sociedad como algo importante y digno de preservar. En verdad creo que Cataluña y su rica historia, cultura y porque no decirlo su idioma nos han enriquecido incluso a los que a muchos kilómetros de distancia nos sentimos catalanes aunque como he dicho no lo soy al uso. Me siento catalán porque cada vez que he viajado allí me he sentido como en casa, soy catalán porque me confieso un enamorado de sus paisajes y de sus gentes que han sabido atravesar innumerables vicisitudes y siempre han salido de ellas fortalecidos como sociedad. Ese algo que Mi querida Pilar Rahola suele denominar “sociedad civil catalana” es algo que de seguro muchos pueblos envidian sobre todo en un tiempo en el que prima el individualismo. Si por sentirse de una parte del territorio entendemos el tener un profundo vinculo con ese territorio, con las gentes que lo componen, sentir que el devenir de esa tierra tiene unas implicaciones profundas en quien eres y en lo que te convertirás en el futuro , he de decir que siento miedo, un miedo atroz a perder lo que siempre he considerado una parte de mi, que a partir de determinado momento deje de formar parte de mi mundo, miedo de que prime el revanchismo frente al entendimiento entre pueblos y personas que significó nuestra transición que aun con sus cuantiosos errores y meteduras de pata consiguió reconciliar y poner las bases de una sociedad en la que la solidaridad entre pueblos y la pluralidad no excluyente primara. Cuando oigo hablar en ciertos medios de la Cataluña voraz, que con nada se conforma y por otro lado de la España que expolia y adeuda dinero no puedo definir lo que siento sino como una profunda decepción. Por que asumamos nuestros errores como sociedad, el ansia soberanista de una gran parte del pueblo catalán solo puede ser entendido desde un fracaso de convivencia y de entendimiento de las aspiraciones mutuas quizá, en mi opinión en ocasiones alentado por políticos (de todo el estado) con unas miras puramente electoralistas y que alentando la confrontación desde sus reinos de taifas, espolean el camino de la confrontación en vez de tender líneas de entendimiento. A ellos les sale a cuenta, con tal de no perder su cuota de poder. Tenemos siglos de un bagaje en común que ha creado una imbricada red de conexiones entre todos nosotros y hemos de ser capaces de superar el discurso del y tu mas, debemos repensar todo el estado y por qué no las relaciones de los pueblos con el estado, pero por supuesto de la mano y con la igualdad y la solidaridad entre pueblos como bandera. Debemos dar un paso hacia delante y exigir que esta soterrada guerra termine y poner todos de nuestra parte. Me gustaría sentir en los medios de comunicación el mismo cariño que noto cuando paseo por las calles de cualquier ciudad catalana. Yo por mi parte esta navidad beberé cava a la salud de mi querida Cataluña.

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