En una
idílica sociedad democrática, los ciudadanos deberían verse representados por los
dirigentes que los gobiernan. Esta utópica sociedad que presento , articula mecanismos para que la opinión de sus
ciudadanos, sus ideas, sus anhelos marquen el camino a seguir y valgan lo mismo
independientemente del lugar donde residan y por supuesto de la clase social o
grupo al que pertenezcan. En ese Estado que garantiza el cumplimento de los derechos más básicos del ciudadano no hay lugar
para la exclusión social de sus integrantes o lo que es peor para su criminalización
tras la misma.
Esta
sociedad hacia la que un día creímos avanzar se nos ha roto en mil pedazos y
tras el colapso tan solo nos queda recoger los girones ,de esa democracia de la
que nos sentíamos tan orgullosos, de esa niña mimada a la que le consentimos
tantas cosas(quizá demasiadas) por el simple hecho de su pasado difícil. Hicimos un esfuerzo por articular una sociedad
tras la dictadura, más justa y en la que el individuo pudiera situarse en el
eslabón que le correspondiera independientemente de su origen. Creímos rozar el
cielo con las manos y de cariño la matamos. Ahora, analizar el pasado se me
antoja tan inútil, atribuir culpas, lanzarse dardos en forma de cifras, datos, me parece banal. Ahora, tan solo queda mirar hacia delante y construir una nueva
sociedad.
Quizá ha esta altura del texto ya hayan
comenzado a juzgarme de alarmista o agorero, quizá de antipatriota.
Quizá a partir de esta altura del texto solo aquellos que serían felices
pudiendo trabajar y mantener a sus hijos de una manera digna, aquellos que se
han visto forzados a subsistir de la caridad o aquellos que han sido engañados
y estafados por entidades que se presuponían generadoras de riqueza y de
igualdad social ,puedan entender algo.
No nos engañemos ninguna catarsis ha sido
realizada sin sufrimiento, ningún cambio drástico ha sido llevado a cabo sin
restricciones, nunca y tenemos a la historia como testigo, nada ha sido
reinventado sin destruir en cierta manera lo inmediatamente anterior.
Nuestra clase política nos ha fallado, las
reglas del juego que hemos establecido para jugar a eso llamado convivencia no
nos sirven, las estructuras que creamos un día para dar soporte y asistencia a
los ciudadanos han dejado de hacerlo y el más claro ejemplo son los 6 millones
de parados que pasean por nuestras calles cabizbajos y sintiéndose culpables
por no ser capaces de remediar su situación ¿Cómo pueden siquiera sugerir que
no nos rebelemos? Acaso las excepcionales circunstancias no requieren de
comportamientos no menos excepcionales. Por supuesto no estoy hablando de
violencia, ni de ningún comportamiento antisocial, pero tampoco de ese
aletargamiento en el que la sociedad española ha vivido durante los años de
supuesta bonanza y al que hemos acostumbrado a la clase política, a esa modorra , a ese “dejar hacer” que nos ha traído a este
punto de no retorno.
Acaso bloquear un desahucio con una cadena
humana no es un acto de rebeldía y desacato a la ley en cierta medida y no tiene no obstante el ser humano el deber
moral de rebelarse ante unas leyes del todo injustas que marginan y excluyen a
las victimas de la misma. No estoy hablando de la suplantación del poder legítimamente
y democráticamente establecido como la Señora Rosa Díaz ha afirmado en su
articulo en el periódico "El Mundo" hoy, sino, de algo mucho más simple e
inocente, un acto mucho más visceral. Es tan solo obligar a fijar su mirada hacia
abajo a los que se han acostumbrado a
mirar a sus bolsillos e intereses con demasiada frecuencia.
Son aquellos
que han venido a equiparar las conductas de la plataforma Stop Deshaucios a
comportamientos violentos o directamente, los han calificado de actos
terroristas ,a aquellos que desde su tribuna no son capaces de ponerse en el
lugar y dar soluciones y salidas dignas a aquellos que se ven en un callejón sin
salida en el que no cabe sino la embestida hacia adelante; son precisamente ellos los que no han ejercido su deber, son ellos los que están fallando a la
sociedad a la que un día juraron servir y proteger. Porque ante este estado de
excepcionalidad solo cabe preguntarse que prioridades pueden estar por encima
del bienestar de los ciudadanos.
Y sin embargo los escracheadores tampoco son dignos de representar a nadie. Una porque la violencia conduce a más violencia y no veo a quien puede interesar la violencia a estas alturas conociendo nuestra Hª; y dos porque por desgracia no gozan de un historial digno de confianza por mucho que algunos medios de comunicación estén ocultándolo. Podría añadir una tercera, jamás escrachean a los de "su" cuerda y esa parcialidad es como poco sospechosa. Hay otros métodos... Y podría añadir una cuarta razón que traté en un reciente post sobre el tema: como nos dé a tod@s por escrachear por todo lo que no nos gusta acabaremos a tiros... Lo dicho: así, no. Tal vez cuando la perroflautada se decida a abandonar la calle, los ciudadanos normales podamos protestar pacíficamente... Aún no nos han dejado.
ResponderEliminarQuerido George Orwell 67 en ningún momento he hablado de violencia en mi post, tan solo he dicho que durante demasiado tiempo la voluntad real de el pueblo ha sido desviada por un sistema viciado que cada vez menos representa a los ciudadanos y que se ha convertido en una cascara vacía consistente en un voto cada cuatro años y poco mas. La situación actual se parece muy mucho, salvando las distancias historicas, a la España del turnismo politico de Alfonso XII en la que los partidos vivian de espalda a aquellos a los que debieron servir y defender.
EliminarAcaso no te has preguntado porque esta plataforma ha sido capaz de aglutinar tantos partidarios, Crees que si esta gente no se hubiera encontrado aislada, sin recursos y sin salidas reales a una exclusión a la que se ven abocados tras su desahucio, no hubiera caminado por las vias de normalidad polica.
No tengo datos suficientes para calificar a la Señora Ada Colau, pero si algo esta claro es que en tiempos dificiles si la democracia se niega a dar respuestas validas siempre habrá alguien a quien los desesperados se aferren y hasta donde yo se esta plataforma ha canalizado muchas iras y desesperaciones personales que de otra forma hubieran acabado en comportamientos desesperados y mucho mas dramaticos.
Ademas dejando el famoso escrache a un lado ¿acaso todas sus medidas y actuaciones no se han circunscrito al marco de la legalidad?
Bueno, pues George Orwell ya lo ha dicho todo. Nada que añadir. Lo suscribo. A pesar de que, personalmente, iría a la agresión personal, de buena gana, contra unos cientos (¿miles?) de sinvergüenzas. Y serían "de todas las cuerdas", desde luego que sí.
ResponderEliminarSaludos
http://ansiadalibertad28012013.blogspot.com.es/
Antes de nada bien venido a la RED, ahorita te cuento; ¿no es violencia, la corrupción, lo que las financieras han robado y les hemos regalado, las subvenciones, las continuas perdidas de ayudas sociales, si, eso es violencia, no física, pero si psicológica que es peor aún ahí tenemos 5 millones de parados de los que más de 2,5 millones ya no se colocarán más y las ayudas serán menos, más de 2 millones de pobres indigentes, eso es violencia también, así que si por mi fuera deberíamos estar siempre en las puertas de los domicilios de los políticos de todos los signos, es otra forma de derecho al pataleo
ResponderEliminarEn mi modesta opinión y sin contradecir ni un ápice tu apreciación sobre la pésima gestión de nuestro Estado(aun no me resigno y quiero pensar que lo sigue siendo). La delgada linea entre "una cierta presión sobre los políticos, con el afán de que recuerden que viven en la realidad, y la violencia es muy permeable y por tanto no deberíamos permitir que un movimiento como es el ciudadano, pugna por cambiar las cosas se desacredite con actos violentos(por más que como bien dices podamos considerar un acto de violencia los llevados a cabo por nuestra adorable casta politica).
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