Hoy conduciendo en mi coche de vuelta del trabajo he
conectado la radio , estaba sonando una entrevista; entrevista que mi siempre seguida y tan
admirada Julia Otero estaba haciendo a un doctor especializado en neurofisiología.
El susodicho entrevistado, de nombre Xurxo Mariño y que por lo visto es una
eminencia en su campo y al que yo he de
arriesgarme a desvelar públicamente, reconozco no conocía, ruego perdonen mi ignorancia.
Pues bien el citado
neurofiosiologo( imagino que se dirá así) presentaba un libro llamado
neurociencia para Julia , libro que
trata de explicar en un lenguaje entendible por profanos en la materia
los últimos avances en el estudio de esa intrincada red de cableado llamado
sistema nervioso y a la par ,desmitificar algunos tópicos que todos hemos ido
adquiriendo por el camino sobre el cerebro, su funcionamiento y en general
sobre el funcionamiento de esa intrincada red de comunicación ,llamada sistema
nervioso.
Vivimos en un mundo
que no se detiene, inmersos en un ritmo frenético
y pendientes siempre a miles de cosas ajenas a nosotros. Quizá haya sido fruto
de la casualidad, quizá tan solo estaba predispuesto a ello o simplemente mi
sistema nervioso se haya dado el lujo de parar por un momento , dejar de mirar
hacia fuera y concederme un minuto de respiro .El caso es que, al son de la entrevista , he comenzado a
mirarme de una manera distinta, a reconocer que ese” yo” que creía reconocer cuando miro al espejo no es sino una complejísima y
maravillosa criatura, capaz de pensar, llorar, alegrarse y emocionarse por una conjunción
de cientos de casualidades azarosas o… quizá no tanto.
Puede parecer una cursilería pero, mirándome y mientras el
doctor desglosaba con ejemplos y datos esa complejidad que es nuestro sistema
nervioso, he llegado a la conclusión de lo afortunado que soy, ha conseguido que me sienta especial.
Dándome cuenta de la
cantidad de factores que han tenido que ponerse en marcha y la cantidad de
elecciones más o menos conscientes que han debido de ser tomadas con
anterioridad a mí, con el único propósito de que ese yo, que creía fruto
exclusivo de mi libertad exista aquí y ahora,Xurxo ha abierto una brecha de esperanza en mi ,porque, darnos cuenta de lo especiales que somos,
de la maravillosa complejidad que nos conforma,
quizá pueda ser el principio del camino para reconocer lo especial no solo de nosotros,
sino también de aquellos que nos rodean.Por que si nuestras neuronas son capaces de comunicarse, entenderse y relacionarse en ese proceso tan increíblemente denominado por Ramón y Cajal como ,beso sináptico; por que habríamos nosotros de ser menos.
Tal vez este tan solo divagando y las altas
horas a las que estoy plasmando por escrito esta verborrea de filosofo de tres
al cuarto den paso a un "eliminar archivo" mañana mismo, pero, en ese coche corriente,
conduciendo por una carretera corriente y en un día de lo más corriente, me he
sentido muy especial, único e irrepetible. Fijaros como de loco he llegado a estar que he creído en un mundo mejor,
fruto del entendimiento, de ser conscientes de que es más lo que nos une que lo
que nos distancia.