
Ese cielo al que ya casi nunca elevas la vista, ese del que años atrás esperabas tanto y hoy te resulta tan ajeno y, justo allí... solitaria como antaño, sonriéndote , recordándote que el tiempo es tan solo una trivialidad inventada por infelices. Allí , desprendiendo el mismo brillo, transmitiéndote esa sensación tan visceral de belleza, esa que tan solo las cosas realmente importantes son capaces de hacer, se encuentra una estrella,solo para ti, en íntimo bis a bis sin horarios.
La felicidad es así de insultántemente sencilla, el soplo de la brisa sobre el rostro , el sol calentándote mientras meriendas en un parque, la avaricia por descubrir de "mi pequeño rubio", aprendiendo a andar o la mirada de mi hija al verme regresar; cosas por las que merece la pena crecer,por las que cobra sentido abandonar el mundo de nunca jamas, que parece ser es un lugar de espacio limitado y del que debemos marcharnos. Aunque, en noches como esta , con la llave en la cerradura y una estrella observando no pueda sino extrañar ese imaginario mundo de hadas del que ,no se muy bien como salí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario