miércoles, 17 de abril de 2013

Nunca Jamás

  Hay días en los que mirar hacia adelante se nos hace un poco más cuesta arriba, en que levantar la sabana y saltar del cobijo que nos proporciona la calidez de ese lecho inanimado y seguro llamado sabanas puede resultarnos fatigoso. A veces puedes tener la sensación de encontrarte solo entre una multitud, sordo entre una furibunda turbamulta, ajeno al mundo, distante, como, si en realidad nada ni nadie te empujara a seguir. Y sin embargo, cuando llegas a casa, con ese amarga dicha que produce haber vencido a un día más, con esa felicidad efímera que proporciona la certeza de haber luchado tan solo  el primer enfrentamiento de una larga batalla y..., estando a punto de meter la llave en la cerradura miras al cielo, no se porque , como si un instinto pre-programado te guiara.
 
Ese cielo al que ya casi nunca elevas la vista,  ese del que años atrás esperabas tanto y hoy te resulta tan ajeno y,  justo allí... solitaria como antaño, sonriéndote , recordándote que el tiempo es tan solo una trivialidad inventada por infelices. Allí , desprendiendo el mismo brillo, transmitiéndote esa sensación tan visceral de belleza, esa que tan solo las cosas realmente importantes son capaces de hacer, se encuentra una estrella,solo para ti, en íntimo  bis a bis sin horarios.
  La felicidad es así de insultántemente sencilla, el soplo de la brisa sobre el rostro , el sol calentándote mientras meriendas en un parque, la  avaricia por descubrir de "mi pequeño rubio", aprendiendo a andar o la mirada de mi hija al verme regresar; cosas por las que merece la pena crecer,por las que cobra sentido  abandonar el mundo de nunca jamas, que parece ser es un lugar de espacio limitado y del que debemos marcharnos. Aunque, en noches como esta , con la llave en la cerradura y una estrella observando no pueda sino extrañar ese imaginario mundo de hadas del que ,no se muy bien como salí.

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