domingo, 6 de enero de 2013

ROSCON DE REYES Y ALGO MAS...


En la sobremesa de una  mesa tras una de esas tantas comidas familiares que por estas fechas son tan frecuentes me encontraba cuando como no, las conversaciones de unos y otros fueron convergiendo en el top de la lista de los temas, el trending topic de las tertulias, “la crisis”. Así entre cafeses y licores y escuchando a la maestra quejarse de la subida de horas de trabajo pareja a  la reducción de su salario, de que si ahora las bajas no se cubren hasta el quinceavo día …., al autónomo hablar de lo mal que anda el patio para ellos, que si siempre han sido el eslabón más débil de la cadena y que si nunca se han articulado políticas validas para mejorar su situación y han acabado aunando las facetas más negativas del asalariado por cuenta ajena y el elevado factor riesgo que asume un empresario, al parado arguyendo  no con menos razón que peor anda el , que estos  al menos conservan su  trabajo y que ya se cambiaba él a “pelo” con esos que pasan el día quejándose por su situación laboral; prestando mucha atención al pensionista que comenta el miedo a poder ver afectado lo que una vida de trabajo y sacrificio le ha costado adquirir y creía consolidado, he tenido una triste sensación de que imperaba él y yo peor y que esa igualdad de la que la revolución francesa hizo su bandera se había convertido en igualitarismo y todos pretendíamos en una feroz lucha verbal igualarnos  por abajo, he sentido que la actitud que imperaba entre nosotros  era la de esos marinos que sabiendo el barco perdido y a merced de los atacantes saltan por la borda con un sálvese quien pueda como lema.
A veces puede resultar muy difícil ver el mundo mas allá de nuestra situación personal(máxime si vivimos pendientes del color de los números de nuestra cartilla bancaria).A veces  lo que nos rodea como individuos tiende a difuminarse a favor del individualismo y pensar en nosotros como parte de una estructura social, de un engranaje al que pertenecemos y en el que todos participamos o al menos deberíamos hacerlo de forma activa para  garantizar su adecuado funcionamiento puede llegar a ser algo complicado.
Escuchando a la gente expresar lo que, no dejando de ser unas legitimas quejas por la dura situación que estamos atravesando y,  haciendo un ejercicio de empatía con ellos, no puedo no obstante sino echar de menos ese elemento cohesionador, esa amalgama que en otros tiempos pasados, tampoco exentos de dureza, nos hizo más fuertes como sociedad y nos doto de herramientas para sobreponernos.  Después de esta crisis posiblemente ninguno de nosotros volveremos a ser los mismos, nuestras ideas, valores y forma de ver el mundo cambiaran. Pero hay si cabe algo más importante que esto y es el hecho de que de esa visión nueva del mundo que nos rodea, que esa nueva forma de entender nuestro entorno también lo moldeara y  construirá las bases de la sociedad que heredara nuestro mañana.
¿Queremos ser una sociedad en que la ley de la selva impere o deberíamos comenzar a exigirnos pensar en los intereses del conjunto por encima del yo individuo? Esa es una respuesta que cada uno debe hacerse a sí mismo, yo por mi parte tengo muy clara mi respuesta.

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